NIEBLA INTERIOR

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Todos buscamos de una u otra manera que se disipe

sábado, 7 de noviembre de 2009

Amor, química y otras asignaturas pendientes

Me molesta en grado sumo que alguien quiera darme lecciones en mi profesión.
Dice la gente…no hay química en esta relación. Estúpidos, que sabéis vosotros de química. A mí me lo diréis, que soy el experto.
Pues el experto se equivocaba y además escandalosamente (mi excusa es que el amor me cegaba).
Resulta que la física (no os asustéis), trata de todo el conjunto del átomo y su núcleo y la química sólo de la última capa de electrones (os veo atemorizados).
Pues el amor es eso. Sólo trata de la última capa de electrones de nuestra alma, aunque queramos negarlo. Hay electrones cedidos, electrones compartidos, enlaces covalentes, enlaces polares, heteropolares etc.… (no lo sospechabais verdad?), pero aquí acaba la cosa. Por el contrario el núcleo del átomo, con sus protones y neutrones es inamovible. Y aquí ya tenemos el porqué de mi reflexión.
Quien se atreve a desnudarse el alma de verdad, delante de otro, soltar neutrones y protones y convertirse el plomo. Aja ¡!!!. Os creíais muy listos verdad? En cuanto a los humildes electrones, los podéis ceder o compartir a porrillo, hasta un total de ocho.
Los antiguos alquimistas (mis colegas precursores) intentaban convertir los metales en oro. Y se pegaban cada tortazo jajaja… explosiones a manta y quemaduras de tercer grado. Creo que cuando los dibujan feíllos, es debido a las quemaduras.
Evidentemente no lo consiguieron, pero lo han seguido intentando los nuevos sabios de bata blanca. El proceso seguido es bombardear el núcleo del átomo, añadirle o quitarle neutrones y protones y convertirlo en oro. Y voilá.
Aquí empieza mi vena profesional y esperanzadora. Bombardear un alma vulgar y convertirla en un alma de oro, prescindiendo de la química.
Bendita física y maldita química que no puede profundizar en los sentimientos, ni bombardearlos ni convertirlos en metal noble. El amor es química pero con todas sus consecuencias. Vosotros teníais razón, pero yo un día robaré un alma gris plomo y la convertiré en oro, con mi ciclotrón secreto.