NIEBLA INTERIOR

NIEBLA INTERIOR
Todos buscamos de una u otra manera que se disipe

martes, 28 de julio de 2009

Enfermo de amor...o amor de enfermo


Gustavo Adolfo Becquer
Romántico entre los románticos, enamorado entre los enamorados. Su pasión era enfermiza, pero hay un pensamiento que me angustia. Estaba realmente enfermo. Enfermo de tuberculosis. Dicen que esta dolencia afecta al estado anímico de las personas y potencia sus sentimientos. Será que para amar insensatamente (bendita situación) hay que estar enfermo. Gustavo Adolfo lo estaba y siempre perseguía algo impalpable. Se enamoraba de un rayo de luna o de una sombra, creyendo que era una mujer, y sufría cuando se desvanecía. Que real es Becquer… cuantas sombras y luces se desvanecen continuamente de nuestra alma. Son amores imaginarios y perdidos, no por ello menos reales que los demás. Es energía que emana del corazón. Los sabios nos dicen que la energía no se pierde, simplemente se transforma. Pienso que todos estos sentimientos un día catalizarán en algo palpable y nos sanaran de este continuo buscar y no hallar.

Pasatiempos u obsesiones?


jueves, 23 de julio de 2009

Flores como estrellas…estrellas como flores.





Nuestro origen está en las estrellas. Y nuestro destino también. Si lo miramos bien, las estrellas aparecen constantemente en nuestras vidas. Somos polvo de estrellas, aunque a veces, por nuestro comportamiento, parezcamos astros sin luz. Las estrellas tienen vida propia, nacen, viven y desaparecen en una radiante explosión, para crear nueva vida. Tengo envidia de las estrellas. Su energía no se pierde. Si pudiera conservar todos los deseos y sentimientos acumulados durante la vida. Los buenos y los malos. Sentir es vivir . Repartirlos en una explosión, para que pertenecieran al universo y el universo me perteneciera a mí. Ser eterno en el alma y abarcar todo el conocimiento de la vida, sin existir la muerte. Sentir eternamente y vivir de las sensaciones. Durante el día no puedo ver las estrellas, aunque creo que ellas sí que pueden verme a mí. Pero yo miro las flores estrelladas, aunque ellas sean hijas del sol. Que contrasentido… quizás sea una estrategia de las constelaciones que se escondan dentro de ellas, para conquistar el día.