
Nuestro origen está en las estrellas. Y nuestro destino también. Si lo miramos bien, las estrellas aparecen constantemente en nuestras vidas. Somos polvo de estrellas, aunque a veces, por nuestro comportamiento, parezcamos astros sin luz. Las estrellas tienen vida propia, nacen, viven y desaparecen en una radiante explosión, para crear nueva vida. Tengo envidia de las estrellas. Su energía no se pierde. Si pudiera conservar todos los deseos y sentimientos acumulados durante la vida. Los buenos y los malos. Sentir es vivir . Repartirlos en una explosión, para que pertenecieran al universo y el universo me perteneciera a mí. Ser eterno en el alma y abarcar todo el conocimiento de la vida, sin existir la muerte. Sentir eternamente y vivir de las sensaciones. Durante el día no puedo ver las estrellas, aunque creo que ellas sí que pueden verme a mí. Pero yo miro las flores estrelladas, aunque ellas sean hijas del sol. Que contrasentido… quizás sea una estrategia de las constelaciones que se escondan dentro de ellas, para conquistar el día.
1 comentario:
¿De donde proviene el maravilloso brillo, que en ocasiones hay en nuetras miradas? Imagino que de bellos sentimientos.
¿A donde irá esa energía que irradiamos cuando nos sentimos felices? No creo que se pierda, se fundirá con el universo. Me has hecho pensar que, somos capaces de juntarla y convertirla en estrellas.
Bellos y profundos pensamientos y sentimientos y preciosas flores. No dejes de cultivar, ni una cosa ni la otra. Felicidades.
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