NIEBLA INTERIOR

NIEBLA INTERIOR
Todos buscamos de una u otra manera que se disipe

lunes, 25 de octubre de 2010

PERDIDO EN LA FERIA











Título realmente inexacto. En realidad me perdieron en la feria (mi inefable familia), aunque la sensación fue que la feria ya se había perdido para mí.
Es emotivo pasear solo entre las atracciones y evocar épocas pretéritas de imposible retorno.
Una peseta en el bolsillo y tener que escoger una sola atracción, en la que con aquel dinero podía subir. Ahora que podía subir a todas (no es fanfarronería monetaria, por favor) ya no me apetecía, aunque en algunas también era falta de valor, por no decir de otra cosa.
Como se añoran aquellos sentimientos de extrema fascinación por todo. No es que te imaginaras cosas, es que las veías, las sentías y la tocabas. A veces nos planteamos la pérdida de cosas, como la salud, el bienestar, la juventud, el amor, pero para mí la peor pérdida que sufrimos las personas es la pérdida de la ilusión. Ella por si sola es suficiente para llenar la vida.
Y en esto no hay disciplina que sirva para recuperarla. No es cuestión de voluntad ni de poner empeño en ello. O se tiene ilusión o no se tiene. La verdad es que no conozco a muchas personas que vivan perpetuamente ilusionadas, pero las que lo están, además, poseen mi envidia.
Nos endurecemos. Esta es la realidad. Y así se nos va formando una coraza protectora que no deja aflorar ni penetrar los sentimientos ligeros e inútiles que en realidad son los más preciados e importantes. Quizás la única salida que tenemos es la de proyectar o dejar fluir estos deseos en la figura de los niños, como si en ellos quisiéramos reencarnarnos.
Ahora disfrutamos (si no nos extraviamos) cuando ellos disfrutan, y nuestros ojos brillan cuando brillan los suyos, aunque la verdad es que este brillo no es el mismo en el que yo me veía. Es más de neón, es más difuminado debido al exceso de ilusiones colmadas que ahora tienen. Pero brillo al fin y al cabo…
Además me canse. Pero, como alguien puede cansarse en la feria? Es casi un pecado mortal, un sacrilegio. Pues si, además me sentía pecador.
Santa Úrsula la ventosa, como la llamamos. Feria querida, perdida y no recuperada. Día de sol y viento como está mandado. El persistente viento Mestral, Cierzo para los moradores del valle del Ebro, que cada año se va llevando algunas hojas de nuestra existencia; las que se van secando. Cierto que brotan de nuevas, pero cada vez menos y más pequeñas, pero también a la postre, más difíciles de arrancar.
Que se yo…un día subir a la más alta noria jamás construida y esperar a la más potente ráfaga de viento con la que poder despegar y aterrizar de nuevo, en la más prodigiosa feria de las ilusiones pasadas.











El cartel de aviso no tiene desperdicio. La sabiduria popular es juiciosa, sencilla y entendedora. Que ningún niño se desilusione porque un coche "con ruedas" no vuele.




























miércoles, 13 de octubre de 2010

El retrato de Dorian Gray



Hay deseos inalcanzables, que por el solo hecho de serlo, los apartamos de nuestra mente para que no nos hieran continuamente, dada su imposibilidad de realizarlos.
Quizás sea muy pretencioso por mi parte creer que todo el mundo desea lo mismo, pero pienso que la eterna juventud es una cosa muy difícil de rechazar, por muchos silicios que nos pongamos en la vida, para hacer penitencia. Seguro que habrá quien me contradiga, segurísimo, pero yo sé (y el también lo sabe) que me engaña.
La narración ” El retrato de Dorian Gray” es a mí entender una obra maestra, demasiado olvidada por su lejana publicación en el tiempo, ese maldito y bendito tiempo, que diluye todo lo bueno y todo lo malo que ocurre en nuestras vidas.
Vivir toda la existencia siendo jóvenes, y marcharnos así, sin más, un día cualquiera. Que sólo envejeciera una imagen de nosotros, prisionera en la oscuridad del profundo averno, como si fuera el perverso subconsciente, mientras el cuerpo se mantuviera en perpetua juventud.
Ser siempre jóvenes pero adquiriendo la experiencia que da el tiempo. Ser siempre jóvenes para equivocarnos y culpar a nuestra inexperiencia. Ser siempre jóvenes para amar y desamar en una vorágine de pasión continua. Ser siempre jóvenes para despreciar a los sabios, a los curanderos, a los justicieros, a los rectos, a los fuertes, a los dioses y a los demonios, a los enanos y a los gigantes…
Esto sería la vida en su esencia más pura. Lo demás, sólo es aprender a vivir, o en su último término, sobrevivir.
Pienso que soy tortuoso cuando discrepo de la moraleja del autor. Nos presenta al personaje como a un ser abyecto dado a los mil y un vicio, llevando una vida totalmente disipada, pero que se mantenía joven y sano a pesar de tan “infames” prácticas. Pues vaya pena que tenía el pobre Dorian. Ya muchos la quisieran (quisiéramos) para sí.
Como cambia el pensar y el sentir del ser humano. Desde que se ha abolido el purgatorio y en el infierno ya no quedan plazas, los mortales nos aferramos a la vida placentera como el musgo se afianza a la roca.
Creo que todos llevamos un poco de Dorian Gray dentro de nosotros, aunque algunos (lo digo sin rubor) lo quisiéramos llevar entero.

domingo, 10 de octubre de 2010

Huidas y retornos


En una de mis huidas intente evadirme con un puzle.
Realmente no se si lo conseguí, pero lo que si es cierto ,
es que cuando lo empecé la expresión de la cara de la mujer , era menos angustiosa .

Que nos impulsa a huir y que nos impulsa a volver?
Creo que es la sensación de sentirnos liberados, sabiendo que a pesar de todo estamos atados.
Un deseo de cambio, presintiendo que este no llegará.
En el tormentoso mundo de los sentimientos y deseos (sobre todo estos), en cada latido del corazón y en cada respiro, necesitamos sentirnos vivos y alcanzar la paz interior. La vida real y el tiempo mortal nos muestran continuamente, su tenacidad en privarnos de ello. Nos atamos a sombras y a sueños, a quimeras y a utopías ansiosas, pero el mazo tremendo de la rutina, aplasta cualquier intento de fuga. Y así una y otra vez, dejando en cada intento, un poco de nuestra alma.
Cuantos intentos podemos resistir? Supongo que depende del tamaño del alma de cada uno. Tamaño del alma…vaya expresión. Pero creo que si dos personas van perdiendo al unísono algunos pedazos de su esencia y estos se mezclan por el sendero andado, quizás el viento los arremoline y puedan juntos escapar con él.
Mientras esto no llegue, hay que mirar hacia atrás y contar las lágrimas perdidas en el intento y ver si en alguno de sus reflejos hay un destello de esperanza.