Por estas escaleras subió Jesús por su propio pié.
Es el embarcadero natural y milenario del mar de Galilea.
Si hay un lugar real de su presencia histórica es este.
Cuando al atardecer cesa el vaivén de mercaderes y personas variopintas, algo se percibe.
La solidez geodésica de la roca, emana una sensación de permanencia. Quizas sea el peso de tantas toneladas de fé, depositadas a través de los siglos, que la hacen compacta. No se lo que es , pero la sensacion se percibe.
Sólo hay un requisito para sentirla. Tener como compañera la soledad. Esa tremenda soledad que con su elocuencia, te dice todo lo que deseas oir.
Luego te marchas y verdaderamente te sientes a siglos luz de los demas mortales.
Acaso las figuras de Dios y el cielo consistan en esto. Un sentimiento que te transporta a un nivel, que los demas no pueden alcanzar..
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